MI DEBUT COMO PADRE
Justo ahora que el 7 de octubre está por cumplir un año más mi hija mayor, me llega el recuerdo del inicio de mi paternidad y la verdad es que si hay varias anécdotas del inicio de esta etapa en mi vida que quiero compartir con ustedes.
La primera anécdota es cuando y como me enteré de que iba a ser padre. A diferencia de la mayoría que se entera por el ginecólogo de su pareja, yo me enteré por el gastroenterólogo de la mía. Resulta que previo a la cita con el ginecólogo mi esposa hizo una cita con su gastroenterólogo porque en esos momentos, tenía muchos problemas estomacales y él le dijo: “Ya sé cuál es su problema y puede ahorrarse la cita del ginecólogo, sus vómitos y malestar se deben a que está embarazada”. La verdad es que no estaba en nuestros planes tener hijos en ese momento y por eso fue una gran sorpresa para los dos. Pero aun así, después de la sorpresa, nos dio mucho gusto la noticia. Finalmente si fuimos al ginecólogo, solo para confirmar lo que ya sabíamos.
El embarazo se desarrolló sin grandes complicaciones pero si con algunos de detalles curiosos. El primero es que la esposa de mi hermano estaba embarazada básicamente al mismo tiempo, aunque ella de su tercera hija y entonces la búsqueda de nombres era más complicado, porque coincidíamos en algunos. La hija de mi hermano nacería unos días antes que mi hijo y como además era mi hermano mayor, digamos que él tenía preferencia en la selección de nombres.
Esto se solucionó como al quinto mes de embarazo, porque ellos ya sabían que el hijo que esperaban era niña y nosotros (según me habían dicho, porque el día de ultrasonido, yo no pude llegar a la cita) tendríamos un niño, pues ya no había conflicto en los nombres. Nosotros escogimos para él, el nombre de Braulio. Ya cuando mi hija creció, no confesó que ese nombre no le gustaba nada, pero por obvias razones, no hubo nada que lamentar.
Otro detalle curioso que recuerdo es que mi hija estaba programada para nacer el 10 de Octubre y digo que “estaba programada” porque por la condiciones de su mamá no podía nacer de parto natural, así que sería cesárea y esa si se puede programar con mayor precisión que un parto natural. Pero la parte curiosa es que teníamos cita con el ginecólogo el 7 de Octubre, que es el día de las Victorias y como mi mamá se llamaba Victoria, pues a mi esposa se le ocurrió decirle que si nacía ese día y era mujer, le pondríamos como ella. La verdad es que “en teoría” nosotros sabíamos con certeza que sería niño y por eso ella se aventuró a hacer esa promesa.
Siguiendo con las curiosidades previas a mi debut como padre, comentaré que en ese entonces yo tenía 24 años y como siempre me he visto de menor edad de la que represento, el día del parto, el doctor le dijo a mi esposa que yo quería entrar al parto, pero que él no lo iba a permitir porque estaba muy “jovencito” y quien sabe cómo iba a reaccionar y que él no iba a poder atenderla a ella y a mí, durante la cesárea. Claro que de esto me enteré después, porque ella solo me dijo que el doctor no permitía que los papás entraran cuando era cesárea y pues yo lo tuve que aceptar y esperar en el cuarto que teníamos asignado hasta recibir noticias.
Cuando me avisaron que ya había concluido la cesárea baje de inmediato al quirófano y yo creo que el doctor confirmó su teoría cuando vio como reaccioné cuando me dijo “LAS dos están muy bien”. Pero lo que el doctor no sabía era que mi reacción solo era motivada, porque no entendí como si “era seguro” que tendríamos un hijo, él me hablaba de una hija.
Es sabido por todos, que cuando te dan el sexo del bebé durante el embarazo, el caso de te digan que será niña no es totalmente seguro, pero si te dicen niño es 100% seguro, por eso mi sorpresa fue mayúscula. La verdad es que me generó muchas dudas que ese doctor que “nos había” asegurado con el ultrasonido que era niño, ahora con tanta desfachatez me dijera que era una niña.
La confianza en el doctor la recuperé después, cuando me enteré que al doctor nunca dijo que fuera niño, que el único día que falte al ultrasonido, no buscaron el sexo, sino que una enfermera-partera que vivía por casa de los papás de mi pareja y que era, según se decía, infalible en adivinar el sexo del bebé en una embarazada, fue la que lo dijo.
Ya una vez superada la sorpresa de que fuera niña había que resolver el tema de la promesa a mi mamá, porque si algo recuerda una abuela es una promesa como esa. La verdad es que el nombre de Victoria solo no nos convencía, así que después de combinarlo con algunos otros, no nos tomó tanto trabajo encontrar el que combinaría, según nosotros, perfecto y decidimos llamarla Ana Victoria.
Para cuando nació mi hija, mi hermana ya tenía a dos de sus hijas, posteriormente tendría un tercero que es niño y mi hermano ya contaba con su hijo mayor y dos hijas (incluida la que nació poco menos de un mes antes de la mía), así que digamos que tenía opciones para consultar las típicas dudas de papá primerizo.
Sin embargo, como comenté en algún artículo anterior, mi hija, durante sus primeros días, incluso sus primeros meses era el bebé que todos quisiéramos tener. Desde que llegamos a la casa a los 2 días de nacida, ella dormía toda la noche, es más había que despertarla para que comiera, porque los primero días de nacidos, los bebés deben de comer cada 4 hora y si no la despertaba, ella se pasaba la noche dormida.
Después cuando ya tenía algunos meses de nacida, cada vez que la llevábamos a algún lado, ella se podía pasar horas entretenida en su sillita con un juguete. Me acuerdo que mi hermana me decía, esa que tienes no es una hija normal, pero ya verás cuando tengas otro y te des cuenta lo que es un bebé de verdad. Y así fue, cuando nació mi hijo, el si me hizo entender las palabras de mi hermana, pero esa es una historia para otro artículo.
Por ahora, solo me queda disfrutar de mi hija y en lo que ella se ha convertido y mas ahora que estamos a vísperas de su cumpleaños.