LOS REGRESOS A CLASES
Una parte fundamental en todo padre de familia son los regresos a clases, durante el periodo previo al regreso a clases de nuestros hijos(as) pasamos desde la emoción de los hijos(as) por el ansiado regreso o la frustración de los mismos(as) por la finalización de la vacaciones hasta la urgencia por la compra de libros y en algunos casos uniformes y la presión económica que genera el incremento de los gastos para estar listos.
Evidentemente, no es lo mismo el regreso a clases en primaria que en secundaria o en preparatoria y aunque con menos interacción de los padres el regreso durante la Universidad, pero cada etapa, tiene su encanto o desencanto y se vive de manera diferente.
Por supuesto, los más significativos regresos son aquellos que representan o el último o el primer año del siguiente periodo educativo, es decir el 1º y 6º de primaria, el 1º y 3º de secundaria y preparatoria y básicamente el primer semestre o año de la universidad.
Lo que sí es un hecho, es que cuando se tiene más de un hijo(a), los regresos a clases se complican más, porque como lo he comentado en muchos de mis artículos anteriores, cada hijo(a) es diferente y reacciona de diferente manera ante los eventos que se le presentan y aunque como padres, en nuestro afán de darles las mismas condiciones a cada uno de nuestros hijos(as), buscamos darles exactamente el mismo trato para no marcar diferencias, las propias diferencias de nuestros hijos(as) hacen que no podamos hacer un “patrón de actividades” tan cerrado a manera de simplificarnos el proceso.
Vayamos viendo los regresos a clases de las diferentes etapas escolares, empezaremos con los de Primaria. Cuando entran a primero de primaria, la emoción y el miedo de nuestro hijo(a) es no solo de mayor intensidad sino también muy notorio. Es digamos el inicio de su educación formal, porque aunque en kínder y pre-primaria ya llevan uniforme, material y hasta libros, digamos que el entrar a primaria les da la “categoría” de estudiante.
En México, las primarias y secundarias inician clases la tercera semana de agosto, las preparatorias la segunda y las universidades normalmente la primera.
Entonces en inicio del mes de agosto, viene acompañado de las fechas para recoger los libros, cuadernos y material escolar, la compra de los uniformes y por supuesto el proceso de forrar los libros y cuadernos, etiquetar los uniformes y comprar zapatos y tenis para que usen durante el ciclo escolar. Puesto así en 3 renglones suena todo muy sencillo y sin complicaciones, sin embargo, cuando empezamos a sumar los costos de todos estos productos, el gasto mensual devengado ese mes, se convierte en un esfuerzo importante por parte de los padres y el procesar todos los materiales para tenerlos listos para el día inicial, es un esfuerzo titánico de prisas, presiones y desveladas de ambos. Sobre todo cuando son 2 hijos o más y también cuando hay solo uno de los padres involucrados en este proceso.
En algunas escuelas primarias, incluso hay que hacer portadas en cada cuaderno, ponerles margen con pluma roja y otras particularidades que hacen que el proceso sea aún más laborioso. Si a esto le sumamos que tienen uniforme de gala, de deportes, traje de baño, gimnasia u otras actividades extras y que debemos de tener al menos 2 de cada uniforme, porque seguramente entre lo que crecerán durante el año y lo que perderán en la escuela, hay que tener respaldo de todo. Y aún con esta precaución de tener más de un uniforme, lo más probable es que después de la primera mitad del año escolar, tengamos que hacer un resurtido.
Dentro de esta etapa, la de primaria, como mencioné el inicio de primero genera más expectativas y dudas, después de segundo a quinto, son menos complejos en emociones y expectativas para los hijos(as) pero el de sexto, también tiene sus diferencias, porque serán los mayores de la escuela y creen que ya son “niños grandes” desde su enfoque, entonces exigen más de los padres aunque siguen si participar demasiado en proceso de preparar todo para la entrada, así que exigen más y hacen muy poco.
Después empieza la secundaria y aquí el proceso es más complejo porque hay más materias, más útiles, más actividades y por lo tanto más procesos para estar listos para el primer día, pero en esta etapa, algunas veces ya están más involucrados los hijos(as) en el proceso, lo que parecería que lo hace menos complejo para los padres, pero la realidad es otra. Participan más ellos, efectivamente, pero su participación consume mucha atención de los padres, porque son más preguntas y críticas que acciones las que realizan. Y por supuesto la parte económica también crece, no solo por el incremento de las compras de libros, materiales y demás, sino que las inscripciones y las colegiaturas también tienen un aumento significativo.
Ya cuando hablamos de los regresos a clases de preparatoria, ya los papás no consumimos tanto tiempo en los procesos, porque los hijos los hacen, pero si consumimos tiempo y atención en responder las dudas, tranquilizar las emociones, que en esta etapa del desarrollo de nuestros hijos(as) son mucho más intensas. Y, también en consecuencia de la llegada a la preparatoria, nuevamente la inversión requerida crece inicialmente y durante el ciclo escolar, porque ahora hay más trabajos externos, trabajos en equipos, investigaciones y demás requerimientos académicos que nos obligarán a gastar más durante los demás meses.
Y cuando están en último año de prepa, viene el proceso de selección de universidad y carrera y aquí es fundamental estar cerca de nuestros hijos(as), no para imponer nuestra voluntad, sino para poder aconsejar y guiarlos en este proceso que será la primera gran decisión de su vida.
Como lo he platicado en algunos escritos anteriores, el ir preparando a nuestros hijos(as) para la toma de decisiones propias, es nuestra principal labor como padres y para que esto sea posible, en esta etapa de su vida, debemos de habernos “conseguido” ese derecho a partir de los vínculos y experiencias individuales que tengamos con cada uno de ellos(as). En esta etapa las decisiones deben ya de ser de ellos y nosotros seremos responsables de aconsejar (no imponer) y sobre todo apoyar sus decisiones.