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CELEBRANDO LAS FIESTAS PATRIAS

Durante mi infancia, mis papás no hacían ninguna celebración especial, para conmemorar una fiesta tan importante en México como el aniversario de la independencia. Sin embargo, para mí si era importante inculcar la importancia de esta fecha en mis hijos. Sin embargo, lo que si era una tradición, principalmente con mi papá, era ver por televisión el desfile militar del 16 de septiembre. Como en esas fechas vivíamos en una zona, por donde pasaban los aviones que también eran parte del desfile, cuando oíamos que estaban cerca, subíamos a la azotea a verlos pasar y eso era algo que disfrutábamos en familia

Cuando crecí, cabe aclarar que yo soy el menor de mi familia de 5 hermanos y además el menor de los primos hermanos, hijos de la hermana de la mi mamá con los que teníamos una cercanía importante, prácticamente nos veíamos diario y entonces formábamos un grupo de 11 “hermanos”. Con ellos, nos organizamos e incluso antes de que yo tuviera hijos íbamos a celebrar “el grito” a la explanada de una delegación, al zócalo no, porque ya desde entonces había mucha gente y no nos generaba mucha confianza ir con niños(as) pequeños, porque si bien estoy hablando de antes de que nacieran mis hijos, algunos de los demás ya tenían.

Durante muchos años, fuimos a la delegación de Coyoacán, que al menos, según sabíamos, era la segunda mejor opción, después del Zócalo para asistir a la feria y juegos que se montaban en la explanada de la delegación y sobre todo, a oír y dar “El grito” y disfrutar los fuegos artificiales, que para esta celebración en México se hace todo un espectáculo.

De estas idas a la delegación Coyoacán solo a mi hija la mayor le tocó uno o dos años, pero cada año la concentración de gente es la explanada de la delegación era mayor y cada vez era más frecuente que hubiera algunos actos riesgosos, por eso cambiamos nuestra celebración a la explanada de la Delegación Benito Juárez, que tenía un mayor espacio y menos gente y nos permitía poder disfrutar de la feria aún con niños(as) pequeños(as).

El plan era muy sencillo, llegábamos a casa de mi prima, como a las 8:00 cenábamos pozole y a las 9:00 nos íbamos a la delegación, primero a que los niños(as) (y algunos de los adultos también) se subieran a los juegos mecánicos, jugaran en las canicas, el tiro al blanco, los dardos, la pesca y demás atracciones, para que poco antes de las 11:00 PM irnos a la explanada central, para encontrar un buen lugar para poder escuchar y dar el grito y posteriormente ver el espectáculo de los fuegos artificiales.

En ese entonces, para mis hijos era una súper celebración, no tanto por la fecha, porque al ser tan pequeños, digamos que no entendían del todo lo que se celebraba pero si porque como entre sus primos(as) (los hijos(as) de mis hermanos y mis primos) eran muchos niños de edades cercanas que se juntaban y si a eso le sumamos el estar en los juegos y ver los fuegos artificiales, yo creo que era incluso mejor que sus fiestas de cumpleaños.

Conforme fuimos creciendo nosotros y nuestros hijos, esta tradición de ir a delegación se fue quedando en el olvido, porque ya los hijos tenían reuniones o fiestas con sus amigos, por lo que al ya no poder juntarnos tantos, ya no era tan atractivo el ir a estos lugares. Además, los juegos mecánicos y los juegos de destreza que se montan para esta celebración dejaron de ser atractivos para los que ya no eran tan niños(as).

Sin embargo, para mi si es importante el desarrollar en mis hijos el amor a la patria y sus tradiciones y por esta razón desde hace unos 5 años, he retomado el hecho de hacer una cena mexicana (pozole, pambazos, buñuelos, etc.) en la noche del 15 de septiembre y adicional a mis hijos, incluimos amigos y familiares para celebrarlo juntos.

Yo creo que es fundamental, dentro de lo que los padres les aportamos a nuestros hijos(as) el fomentar y darle la relevancia que se merece a las fiestas nacionales propias de su país de origen, porque eso les da el contenido para entender, cuando vayan creciendo, el entorno, la idiosincrasia y las dinámicas propias de su país. Cuando ellos crezcan, ya será su decisión el validar, desechar o impulsar estas tradiciones, tanto para ellos como para la familia que ellos formen.

Es muy común, al menos en los países latinoamericanos que los ciudadanos critiquemos al gobierno, desafortunadamente casi siempre con justificada razón, pero no por el hecho de no tener un gobierno admirable, significa que los símbolos patrios o las tradiciones de ese país, no merezcan venerarse y celebrarse, porque estos están por encima de las personas que ejercen el gobierno en turno.

Creo que en un mundo tan globalizado como en el que les está tocando y les tocará vivir a nuestros hijos(as), el hecho de poder sentirse identificado con su país de origen (Aunque no se identifiquen con sus gobernantes), con sus tradiciones y con las acciones que hicieron que su patria sea lo que es ahora, les dará un mejor sustento para ubicarse en esta “realidad global” y entender incluso las diferencias reales que existen entre personas de diferentes nacionalidades con las que puedan convivir durante su vida.

Yo tengo una hermana y un hermano que viven en Estados Unidos y allá la celebración más importante de los mexicanos es el 5 de Mayo (Que celebramos el triunfo del ejército mexicano contra el ejército Francés, en la famosa “Batalla de Puebla”) y aunque ellos, estando allá celebran esta fecha, que en México no se le da tanta importancia como a la del 15 y 16 de Septiembre, se han asegurado de que sus hijos si sepan que para los Mexicanos, la fecha que marca un verdadero parte aguas en nuestra historia, es el aniversario del grito de Independencia, también conocido como el Grito de Dolores, porque fue en el pueblo de Dolores, Hidalgo, donde el cura Hidalgo, sonó las campanas para iniciar la independencia de México del Gobierno Español, que hasta entonces, nos tenía como una colonia.

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